domingo, 5 de julio de 2009

Té con Adolfo Hitler


"El 28 de febrero de 1944 fuí invitada a tomar el té a la residencia de Hitler en Berghof.
Solo estabamos en la mesa el edecán aeronáutico, Coronel Von Below, Hitler y yo. Por las ventanas veíamos un paisaje maravilloso de los Alpes.
Hitler hablaba muy entusismado de las nuevas y maravilosas armas de las cuales fuí piloto de pruebas , como los aviones cohete y las V-1, pero además hablaba de fabricar en serie bombarderos jet. Pero sabía yo mejor que nadie de las dificultades para desarrollar en el poco tiempo que teníamos todas estas maravillas. En un momento lo interrumpí, diciendo en voz demasiado fuerte: "¡Mein Führer, usted esta hablando de los nietos de un embrión!" Dejé a Hitler sin habla, lo que no era fácil, y Von Below me miraba aterrorizado. Quizás estuve grosera, pero un líder debe saber la verdad para decidir en consecuencia, pocos se animan a decirla. Hitler no recuperó su buen humor y la reunión fué un fracaso.
Volví a ver a Hitler luego de atravezar Berlín en llamas en un aeroplano Fieser Storch, junto al General Von Greim. Aterrizé en la calle. Al verme en el Bunker, Hitler exclamó: "¡Valiente mujer, todavía hay lealtad y valor en este mundo!"
Hanna Reitsch. Sierras de Córdoba. Noviembre de 1954.
Para adquirir el libro comunicarse con el autor al mail: vhrivara@copetel.com.ar o Librería el Rio (San Isidro), La Boutique del Libro (Unicenter), Libreria Huemul: Santa Fé 2237, Etc.

sábado, 28 de marzo de 2009

Nueva Edición

Agotada la primera edición de La Luftwaffe en Argentina, salió la segunda, ampliada con la historia de otros pilotos del III Reich que tuvieron amplia actuación en nuestro país.

Entre ellos el relato de Horst Rippert, quien llegó a la argentina para cubrir el mundial 78' para la televisión alemana, cargando con un bolso y su secreto a salvo, hundido a 80 metros de profundidad en el mar mediterraneo.
Horst se había convertido en piloto a los 17 años tras leer Vuelo nocturno, de Antoine de Saint Exupery, donde el genial escritor relata sus aventuras como piloto correo por la patagonia argentina. El otro sueño de Horst era encontrarse con el autor, pero nunca imagino hacerlo a 3000 metros de altura y luchando en bandos diferentes. Pero ningún secreto permanece enterrado por siempre.

Luftwaffe in argentina second edition, with stories of cientifics and pilots from german´s Thirth Reich who come to argentina and become part of our history. Adolf Galland, Ernst Udet, Erhard Milch, Hanna Reistch, Horst Rippert, Hans Rudel, Hans Bott, Eduard Schallmoser, Kurt Tank, Horten Brothers, Willy Messerschmitt, etc.

viernes, 6 de febrero de 2009

Los Cohetes Argentinos


Instalado en el puesto de proa del Bombardero, el Coronel Baumbach observaba la salida del misil.
Condecorado en persona por Hitler con las hojas de Roble de la Cruz de Caballero sobre la Cruz de Hierro, había realizado cientos de peligrosas misiones durante la guerra, pero esta era diferente.
Por delante no tenía las oscuras y turbulentas aguas del canal de la mancha sino las cálidas y marrones del Río de la Plata. El bombardero no era su amado Junkers 88, sino un cuatrimotor Lancaster Inglés, uno de los muchos entregados por el Reino Unido a la Argentina para saldar la deuda de tanto trigo y carne provisto durante la guerra.
Con una longitud de 3,54 metros y una carga explosiva de 500 kilos, el misil PAT-1 (proyectil teledirigido Argentino uno) cayó unos pocos metros al ser soltado, luego encendió su cohete Walter y alcanzó rápidamente los 1000 km/h. Por medio de un equipo de radio, Baumbach lo controlaba con movimientos certeros.
Al mando del avión estaba Karl Henrici, hermano del responsable científico del proyecto, Julius Heinrici y afamado piloto de pruebas. Completaba la tripulación Hans Hermann Steinkamp, que al igual que Rudel, fue piloto de los bombarderos en picado Stuka en el frente ruso. Desempeñándose en los grupos 1/SG1 y 14/SG9, Steinkamp destruyó 70 tanques enemigos, la mayoría T33 soviéticos. Lejos de la fantástica cifra alcanzada por Rudel, pero dentro de los 10 mayores destructores de blindados de la Luftwaffe, fue condecorado personalmente por Hitler con la Cruz de Caballero sobre la Cruz de Hierro el 24 de octubre de 1944.
Dotado al igual que Rudel de una suerte increíble, logró sobrevivir a miles de misiones a baja altura, a veces perseguido por más de 12 cazas soviéticos, y se entregó a los norteamericanos.

Baumbach observaba la trayectoria del misil cuando una explosión distrae su atención. Uno de los motores Rolls Royce Merlín del bombardero estaba detenido y en llamas. Le hubiera gustado ayudar con su experiencia al piloto, pero a diferencia de bombarderos norteamericano B-17, el Lancaster no tiene puesto de copiloto, además, el pesado aparato no planea demasiado bien.
Luchando con los mandos, Henrici se percató que no jamás alcanzaría la larga pista del aeródromo de Quilmes y que tendría que acuatizar. Niveló a pocos metros de altura sobre el agua pero el dañado bombardero bajó la trompa e impactó violentamente contra el agua.
Aturdido por el golpe, Baumbach quizás tuvo tiempo de pensar en su mujer y sus tres hijos, e intentó salir a la superficie, pero estaba atrapado y sus pulmones se llenaron del agua tibia y barrosa del Río. También murieron Karl Henrici, y un suboficial Argentino, pero tres tripulantes sobrevivieron alcanzando a nado la costa.1
Baumbach, que contaba con solo 37 años, fue enterrado en el cementerio Alemán de Buenos Aires el 24 de octubre de 1953 y las tristes palabras de despedida las pronunció el General Galland.

Libro: La Luftwaffe en Argentina. Precio $34, comunicarse con el autor al 0223-154398219 o al mail: horaciorivara@live.com.ar